Convergencia de culturas y generaciones

“Bienvenidos a La Paz, crisol de razas” dice un cartel al llegar a esa colonia. Caminar por las calles del poblado provoca una experiencia pacífica ciertamente, también un interés peculiar en el visitante. Olas migratorias se encontraron allí, las culturas se mezclan. Niñas paraguayas y nikkei se encuentran en una academia de danza de esa ciudad, visten atuendos tradicionales japoneses y practican bailes antiguos. Sostienen así una tradición originada muy lejos, en un tiempo remoto.

Ineko Watanabe y Emi Satake son tía y sobrina, son mujeres nikkei que viven en La Paz. La mayor fundó allí una academia de danza japonesa hace 15 años y hoy la joven la asiste en ese trabajo cultural. Ineko cuenta que en sus inicios, el proyecto fue apoyado por mujeres inmigrantes que llegaron del Japón. Emi señala que se integró a la academia desde los 3 años y tuvo luego oportunidad de estudiar danza tradicional en Japón, que le da alegría transmitir lo aprendido a otras jóvenes y niñas, sean estas descendientes japonesas o no. “Estamos con la esperanza de que mucha más gente se interese por esta danza, que les guste, que podamos seguir juntos… que se presenten personas que también quieran enseñar y sigamos adelante”, concluye la sensei.

La danza es una forma suave y natural de mostrar la cultura del Japón, es expresar lo que la vida es”