El diálogo con Cristina es una escalera ascendente, donde cada palabra precisa es un escalón y pisada firmes. A cada paso hay un pasaje de la memoria histórica, del fundamento de la cultura híbrida, de estar un poco en Paraguay y un poco en Japón, de ser Nikkei. Ella significa el equilibrio de vivir en esas dos tierras, de hablar y pensar las dos lenguas, de ser las raíces profundas del ayer y cuidar los frutos del presente y del mañana. De conocerse a una misma, para fortalecer a la comunidad Nikkei y a la sociedad paraguaya.
Cristina Matsumiya es la madre comprensiva, la lideresa que ve el horizonte y respeta la existencia de los demás y una de las primeras hijas de la migración japonesa en el Sur del País.
De pequeña le tocaba caminar alrededor de 1 kilómetro para llegar a la Escuela donde se encontró con una barrera y su primer gran desafío en la vida. La desventaja idiomática, al hablar solo el idioma japonés, significó un esfuerzo mucho mayor “Creo que la niña que había reprobado todos los exámenes en la escuelita de la Colonia en Encarnación, al terminar el primer grado creo que le di la satisfacción a mis padres, cuando la maestra me colocó una medallita con la tricolor donde me reconocía como una de las mejores alumnas del grado. Asi empecé”.
A su paso, ha vivido el esfuerzo de sus padres y de la primera generación de migrantes para unificar e integrar a la comunidad en sus inicios. Su mirada de Nissei le permite comprender los sacrificios de sus antepasados y tender puentes con las generaciones jóvenes “son muchas las lecciones de vida que la primera generación nos dio a nosotros los Nissei y ojalá nosotros también podamos transmitir todo eso, porque como digo, los hijos crecen viendo las espaldas de los padres y en ese sentido siempre tenemos que tratar de ser un buen ejemplo para nuestros hijos”.
En su primer trabajo con su hermana y su padre, aprendió el valor de la disciplina, del ahorro, y del proceso que lleva alcanzar la gratificación. Esto le preparó para dar sus primeros pasos formales en una institución laboral. Inició como asistente de caja, fue ascendiendo gradualmente; primero como jefa de reaseguros, más tarde como gerente administrativa, después gerente general; hasta llegar a ser la primera presidenta mujer de La Rural S.A de Seguros.
A todo ese trayecto le acompañó su identidad y toque de distinción Nikkei. Las razones de su responsabilidad, de su puntualidad y “todas las características que normalmente se le atribuyen a los Nikkei o a los japoneses era como que a mi también me atribuían”. Esa es una ventaja también de ser Nikkei, porque la sociedad misma ya te conoce con esos atributos que la colectividad misma ya tiene”.
A este capital cultural, Cristina le agrega su pensamiento desde su condición de mujer. Para ella es cuestión de identificar y reconocer esa condición y complementar con la mirada de los hombres “considero que los hombres dentro de una estructura tienen una visión más bien vertical, les dan más importancia a las relaciones de jefe a subordinado, y las mujeres probablemente vemos un poco más horizontal, mirar alrededor, si un colaborador tiene algún problema familiar, o si está enfermo, si se está sintiendo mal, qué puedo hacer para aglutinar a todos ellos. Al final nos complementamos y creo que eso es bueno para todo trabajo en equipo”.
Desde ese punto de vista y con esas convicciones ha sido la primera presidenta de la Cámara Japonesa de Comercio e Industria, y hace cuatro años que forma parte del equipo de mujeres Nikkei del Paraguay, quienes vienen trabajando para visibilizar, fortalecer y complementar los aportes de las mujeres Nikkei y su inserción en la sociedad.
Teniendo en claro la firmeza de sus raíces, la templanza para desarrollar sus criterios y perspectivas, Cristina señala que la colectividad Nikkei tiene muchas ventajas por todo lo que ha construido hasta ahora, y que uno de los desafíos para las nuevas generaciones y para el futuro es mantener el idioma japonés para mantener la cultura y la tradición; y, además, mantener las dos culturas y el bilingüismo. “Ser un paraguayo más, pero comportarse como un Nikkei”.
Para ella los tiempos han cambiado, de aquí a 5 o 10 años ve surgir muchas más mujeres liderando dentro de la comunidad Nikkei y en la sociedad paraguaya misma, y que la tarea es buscar y conquistar la igualdad.
“Son muchas las lecciones de vida que la primera generación nos dio a nosotros los Nissei y ojalá nosotros también podamos transmitir todo eso, porque como digo, los hijos crecen viendo las espaldas de los padres y en ese sentido siempre tenemos que tratar de ser un buen ejemplo para nuestros hijos.”